Nutrición
El papel de los lácteos en la Dieta Mediterránea

La Dieta Mediterránea representa mucho más que una pauta nutricional, se trata de una herencia cultural, rica tanto en alimentos como en nutrientes. Más que una “sencilla” dieta es una filosofía de vida basada en una alimentación con ingredientes tradicionales, en recetas y formas de cocinar de cada zona, con una cultura y estilos de vida típicos de la zona Mediterránea.
Por todo ello, la UNESCO ha reconocido la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, no solo por ser una dieta variada y equilibrada, sino también por ser perfectamente compatible con el placer de degustar sabrosos platos1.
¿En qué consiste la Dieta Mediterránea?
Hace algunas décadas se observó que varios países de la cuenca del Mediterráneo presentaban una dieta con características comunes a todos ellos. Sin embargo, actualmente este patrón alimentario va más allá de los ingredientes utilizados para cocinar, asociándose con el clima, la geografía, las costumbres y los modelos de vida.
Así, la Dieta Mediterránea incluye diariamente gran variedad de frutas, verduras, legumbres y frutos secos, así como pan, pasta, arroz y cereales. La grasa más utilizada es el aceite de oliva virgen. Además, se recomienda consumir leche y productos lácteos diariamente. Por su parte, los pescados, carnes magras y huevos contribuyen al aporte de proteínas de la dieta. El agua es la bebida de elección.
Los lácteos en la Dieta Mediterránea
Los beneficios asociados a este patrón alimentario se atribuyen a un bajo contenido de ácidos grasos saturados y un alto contenido en monoinsaturados, así como en carbohidratos complejos, fibra y un aporte rico en macro y micronutrientes imprescindibles para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Dentro de la Dieta Mediterránea, así como en cualquier dieta variada y equilibrada, el papel de los lácteos es muy relevante, dado que son una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico, aportando vitaminas y minerales, como el calcio y el fósforo.
En este sentido, un vaso de leche entera, desnatada o semidesnatada de 200 ml ayuda a alcanzar el 28% de las recomendaciones diarias para el calcio2, especialmente importante en la etapa infantil, ya que es necesario para el correcto desarrollo y crecimiento de los huesos en los niños3. Por su parte, las leches enriquecidas ayudan a alcanzar los requerimientos diarios de vitaminas como la A, D y E y minerales como el fósforo, permitiendo alcanzar un 50 % de las recomendaciones diarias de este mineral con un vaso de 250 ml2.
Por todo ello, el consumo de leche y derivados lácteos se recomienda de 2 a 4 veces al día, pudiendo elegir entre las diferentes variedades disponibles en el mercado.
1 Fundación Dieta Mediterránea. [Acceso 13 de febrero de 2019] Disponible en: https://dietamediterranea.com/nutricion-saludable-ejercicio-fisico/
2 Leche Pascual. Leche y derivados lácteos [Internet]. Calidad Pascual [acceso 13 de febrero de 2019]. Disponible en: www.lechepascual.es/productos/leche/
3 EFSA NDA Panel (EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition and Allergies), 2015. Scientific Opinion on Dietary Reference Values for calcium. EFSA Journal 2015;13(5):4101, 82 pp. doi:10.2903/j.efsa.2015.4101